Artículo publicado en la revista PAPELES Nº135
“El problema no es la mafia, somos nosotros. Si queremos un sistema legislativo adecuado, una política honesta y valiente, una economía atenta al bien común, debemos comenzar una reforma de la consciencia. La ética no se agota en la escritura de códigos o prescripción de reglas, por justas y compartidas que sean. La ética habla de la integralidad de nuestras vidas, de nuestra responsabilidad en los pequeños y grandes actos cotidianos. La mafia es un hecho cultural. La idea difusa de que los intereses privados prevalecen sobre el bien común”. Luigi Ciotti
En estas fechas se cumplen veinte años de la existencia de Libera, un movimiento social surgido durante una violenta y convulsa época provocada por la mafia en Italia. Un movimiento construido sobre la recuperación de la memoria de las victimas inocentes, la recuperación de bienes confiscados a la mafia para proyectos de economía solidaria, la implicación activa de la ciudadanía y el impulso de una noción transformadora de legalidad que es inseparable de la justicia social.
Apuntes para una historia de la antimafia social en Italia.
El largo proceso de la unificación italiana y la construcción de un Estado Moderno implicaron la progresiva abolición de las estructuras y costumbres feudales. Ante estos cambios los grandes propietarios de las zonas rurales del sur, especialmente en Sicilia, se preocuparon por conseguir que estas transformaciones no afectaran a su poder e influencia sobre la vida local. Una de las estrategias que siguieron fue delegar la seguridad de los campos a cuerpos de guardianes privados de los que surgieron los mafiosi (hombres de honor), que para finales del siglo XIX habían desplazado a los grandes propietarios como poder hegemónico1.
Más allá de los debates sobre los orígenes más o menos románticos de la mafia, como protectora de la familia y del campesinado más vulnerable, su evolución estaría orientada a conformar una organización encargada de controlar el territorio, condicionando la economía y la convivencia a través del monopolio de la violencia ilegítima. Décadas de luchas y alianzas entre los distintos clanes mafiosos han ido contorneando un reparto de áreas de influencia (Cosa Nostra en Sicilia, Camorra en Nápoles, Sagrada Corona Unida en Puglia y Nandgreta en Calabria), consolidando a la mafia como uno de los actores más influyentes en la historia de Italia durante el último siglo.
Un poder sostenido en la violencia, el crimen organizado, la infiltración institucional y la corrupción política, la construcción de redes empresariales y un potente circuito económico, así como la complicidad ocasional en la represión de la disidencia social. Un quehacer cotidiano con consecuencias políticas, sociales y económicas muy dramáticas para el país, que contrastan con el condescendiente glamour con el que el tema se ha tratado en Hollywood o en las ficciones televisivas.
Desde sus orígenes el despliegue de la influencia mafiosa ha encontrado oposición en la sociedad civil, los primeros en enfrentarla en Sicilia a finales del siglo XIX fueron los movimientos campesinos ligados a los sindicatos del incipiente partido socialista italiano. Estos movimientos prohibían por estatutos el ingreso de mafiosos, promoviendo la autoorganización y el cooperativismo como forma de confrontar los prestamos usureros y la intermediación mafiosa.
Un espíritu de rebeldía que se destila en el invisible hilo de movilización popular antimafia que conecta con las luchas campesinas de principios de siglo XX, el impulso de instituciones locales democráticas comprometidas contra la mafia después de la segunda guerra mundial (mayoritariamente ligadas al partido comunista) o los movimientos juveniles y contraculturales de los años 70, cuyo máximo exponente sería la radio libre impulsada por Pepino Impastato en Palermo2. Durante los años 80 serían organizaciones de maestros y entidades ligadas a la iglesia de base las que plantan las semillas de un movimiento ciudadano antimafia, que expresaba su indignación en un contexto de guerra de clanes mafiosos, que solo entre los años 1981-83 deja un balance de más de mil homicidios. Este movimiento tendrá su impulso definitivo durante los años noventa, tras el asesinato de figuras emblemáticas por su compromiso como el diputado comunista Pio la Torre, audaces periodistas que desafiaban el código de silencio impuesto como Giusepe Fava o Mauro Rostagno, empresarios locales que se negaban a pagar las mordidas a la mafia o los valientes jueces del pool antimafia Della Chiesa, Falcone, Borsellino…3
El difuso llamamiento a una rebelión ciudadana contra la mafia que seguía a cada uno de estos atentados se fue consolidando entre la sociedad civil, cada vez más consciente de la erosión de la cultura de la legalidad y la fragilidad democrática que se estaba imponiendo. Libera. Asociación nombres y números contra la mafia nace en 1995 como un movimiento social orientado a que la ciudadanía asuma el protagonismo para enfrentar colectivamente el trauma mafioso. Libera es una amplia y heterogénea red de pequeñas y grandes organizaciones coordinadas a nivel nacional, capaz de articular asociaciones de familiares de víctimas, entidades locales, escuelas, sindicatos, grupos scout, ecologistas… conformando un sujeto colectivo capaz de convertirse en referencia social y de sostener de forma permanente en el tiempo la lucha antimafia.
El cura Luigi Ciotti, fuertemente implicado en combatir la exclusión y trabajar con los grupos sociales más desfavorecidos de Turín, será el líder carismático de este proceso, la araña que teje la red y permite el encuentro de sensibilidades muy plurales. Uno de los rasgos singulares de Libera es que más allá de la persecución policial de la criminalidad, supone la puesta en marcha de una antimafia de los derechos, como le gusta decir al sociólogo Nando de la Chiesa. Un movimiento que nace contra pero que tiene una fuerte dimensión afirmativa, que se traduce en la demanda de democracia y justicia social mediante la noviolencia y la puesta en marcha de procesos de participación. Luchar contra la mafia supone activar a la sociedad y reconstruir la confianza en la capacidad de las instituciones para recuperar la credibilidad, y su obligación de garantizar justicia, servicios públicos eficientes, educación, trabajo y socialidad en las zonas del país abandonadas a la influencia mafiosa4.
Durante sus veinte años de historia Libera se ha caracterizado por construir una definición compleja de mafia, que vaya más allá de la simple denuncia de la criminalidad organizada. Esta tarea que mezcla la denuncia y la pedagogía política a través de revistas como Narcomafia, impulsada por el Grupo Abele y posteriormente asumida por la red, se orienta a explicar las inercias culturales que provoca (repliegue de la vida pública, dificultad para construir el bien común, condicionamiento de las políticas públicas…), las conexiones con la corrupción política y el abandono institucional de determinados barrios o territorios, el deterioro ambiental provocado por la ecomafia5 (trafico y vertido ilegal de residuos tóxicos, tráfico de animales, construcciones ilegales, excavaciones arqueológicas ilegales, infiltración en el sector alimentario o provocación de incendios forestales), el vínculo entre la desregulación económica y las mafias globales…
De la incautación de bienes mafiosos al desarrollo de bienes comunes.
Una sociedad que había estado demasiado tiempo a la defensiva necesitaba un golpe de efecto para recuperar la iniciativa, así que Libera aprovechó el día que se hacía pública su existencia para lanzar una campaña orientada a recoger un millón de firmas para conseguir una ley sobre el uso social de los bienes confiscados a la mafia y los corruptos. La propuesta reivindicaba la asignación de estos patrimonios ilegales a aquellos entes -sociales, organizaciones de voluntariado, cooperativas, Ayuntamientos- capaces de devolverlos a la comunidad mediante su trabajo.
Tras un fuerte proceso de movilización ciudadana, acompañado de un intenso trabajo de recuperación de la memoria de las víctimas y de sensibilización social (escuelas, universidades, barrios…) en el que incidiremos más adelante, se logra en 1996 la aprobación de la ley 109/96 que reconocía las demandas de Libera: usos sociales de los bienes confiscados a la mafia y a los corruptos. La ley determina que los activos económicos incautados deben ir a un fondo orientado a proyectos de interés general (rehabilitación de barrios vulnerables, trabajo educativo y de ocio con jóvenes, emprendimiento colectivo de grupos en paro…), los corporativos debían alquilarse a empresas o cederse gratuitamente a cooperativas que mantuvieran los niveles de empleo, y, por último, los inmobiliarios podrían cederse a entidades ciudadanas capaces de devolverles un valor social, cultural y económico. Esta ley ha permitido que con el paso de los años se fueran destinando a fines sociales más de 2.200 bienes inmuebles valorados en más de 250 millones de euros.
Hay que esperar al año 2001 para que tras un intenso trabajo de preparación Libera ponga en marcha sus primeras iniciativas de emprendimiento cooperativo en tierras y espacios incautados a la mafia. En la zona de Palermo, en unas 300 hectáreas de tierras y haciendas incautadas, se pone en marcha una cooperativa dedicada a la producción ecológica de trigo para pasta, aceite y vino. Iniciativa bautizada como Placido Rizzoto, en memoria de un partisano y sindicalista local asesinado por Cosa Nostra en el año 1948, y que cuenta con el apoyo del movimiento cooperativo italiano. Esta primera iniciativa tiene que hacer frente a quemas de cultivos, amenazas a quienes se dispusieran a alquilar cosechadoras, ataques a los tractores… hasta que finalmente logran cosechar simultáneamente los frutos de la tierra y una victoria simbólica a la mafia.
A raíz de esta primera experiencia se sucede la progresiva puesta en marcha de otras diez cooperativas por todo el sur de Italia, que se han ido sumando al consorcio Libera Terra que agrupa a las principales cooperativas de Libera. Actualmente el consorcio tiene más de 160 trabajadores en las distintas cooperativas y más de mil voluntarios que colaboran anualmente, de forma temporal o en campos de trabajo donde conviven y conocen de primera mano la lucha social antimafia. La organización coordinada de la producción ha permitido que esta sea complementaria entre las distintas cooperativas, diversificando la producción en más de sesenta productos: pasta, pan, vino, fruta, verdura, mozzarella, aceite, conservas, licores, dulces… El conjunto de la producción se comercializa bajo la marca Libera Terra, sello que garantiza la calidad del producto, la procedencia ecológica y su producción libre de mafia.
Desde los inicios tanto las cooperativas como los productos más emblemáticos se han ido denominando bajo nombres que sirvieran para recuperar la memoria de las víctimas inocentes de la mafia, desde las más conocidas a las más anónimas, desde sindicalistas a policías. El desarrollo del proyecto económico ha estado acompañado por parte del movimiento de la economía solidaria italiana a través de la Agencia Cooperare con Libera Terra: consiguiendo financiación con la banca ética, comercializando sus productos en supermercados Coop, llegando incluso a recibir asesorías especializadas por parte de profesionales del movimiento Slow Food para mejorar la calidad de algunos de los productos. Durante los últimos años estas colaboraciones han permitido ir ampliando los servicios mediante la puesta en marcha de una agencia de viajes de ecoturismo por las tierras italianas, Libera el gusto de viajar, donde parte de la oferta es visitar estos lugares recuperados a la mafia.
Este consorcio empresarial consigue empleo de calidad con especial atención a la inserción de colectivos excluidos, en sectores con un valor económico, ambiental e identitario muy significativo en sus regiones, promueve un respeto al medio ambiente, moviliza la memoria antimafia y cuestiona con el ejemplo la idea de que la mafia produce riqueza y da trabajo. Y todo mediante un modelo cooperativo que se apoya en la financiación comunitaria, el voluntariado y la movilización de los consumidores; frente a modelos más asistencialistas y sostenidos económicamente a fondo perdido por las instituciones6.
El trabajo de Libera tiene una fuerte sensibilidad ambiental, especialmente volcada en denunciar y combatir la ecomafia, así que no es de extrañar que hayan impulsado también proyectos cooperativos en otros sectores aprovechando bienes incautados. Además de las iniciativas de educación ambiental y legalidad, destaca la experiencia de Calcestruzzi Ericina, una cooperativa de reciclaje de materiales inertes y residuos de construcción inaugurada en 2009. Partiendo de una empresa de hormigón confiscada a la mafia, en la que se abastecían las construcciones ilegales y en la que se realizaban quemas incontroladas de residuos, los propios trabajadores se han conformado en una empresa cooperativa de venta y reciclaje de hormigón con tecnologías punteras.
La incautación de los bienes mafiosos y su conversión en empresas sociales como las de Libera es una fórmula mediante la cual la acción colectiva de la sociedad civil restituye parcialmente el mal provocado por la mafia, implicándose activamente en la construcción de proyectos que son símbolos tangibles del restablecimiento de la legalidad. Más allá de la actividad económica, el principal mérito es que tienen una dimensión educadora, ejemplarizante y movilizadora para las comunidades locales, al posibilitar el desarrollo de nuevas institucionalidades con un fuerte protagonismo ciudadano. Un paradójico ejercicio de desobediencia civil a la mafia que supone establecer una nueva cultura de la legalidad, pues tal y como dice Ciotti, solamente una sociedad activa es capaz de desafiar el control social, la hegemonía económica y cultural de la mafia sobre los grupos sociales más débiles y vulnerables7.
El discurso de Libera explica estos procesos como el tránsito de los bienes confiscados hacia los bienes comunes, pues plantean que estas cooperativas ayudan a generar una esfera pública no estatal, una nueva institucionalidad económica y política en las comunidades locales. Un movimiento social que recupera bienes de la mafia para impulsar empresas que buscan una rentabilidad integral, pues más allá de no dar pérdidas económicas se priorizan los beneficios sociales y ambientales, la interacción con el entorno y una idea de legalidad transformadora.
No es de extrañar que en 2009 Berlusconi tratase de modificar la ley de bienes confiscados, amparándose en que alteraba la libertad de mercado al favorecer determinado tipo de proyectos, defendiendo la venta de los bienes mafiosos para generar ingresos al Estado. La movilización social logra paralizar la modificación defendiendo la necesidad de un espacio autónomo para estas iniciativas de economía solidaria que promueven el bien común, a la vez que el episodio daba alas a una campaña contra la corrupción política para solicitar un cambio legislativo que reconociese como infiltración mafiosa no solo la compra de votos con dinero, sino también otras formas de poner las instituciones al servicio de la mafia: promesas, tratos de favor a sus empresas… demanda que logró hacerse ley en 2014.
La gestión de los bienes confiscados debe desmercantilizarse, pues la mafia no es más que una expresión violenta e ilegal de la prevalencia de los intereses privados sobre los colectivos, y de igual modo debe servir para fortalecer los tejidos sociales frente al monopolio del Estado como entidad capaz de garantizar el bien común. El funcionamiento de la democracia solo puede garantizarse mediante la existencia de un espacio para el protagonismo social, donde de forma autónoma la sociedad civil pueda cooperar con las administraciones públicas, fiscalizarlas y entablar conflictos.
Voces y gestos contra la ley del silencio.
Uno de los mecanismos a través de los cuales la mafia ha mantenido su poder sobre el territorio es la omertá o código de silencio que prohíbe bajo amenaza de muerte informar sobre los delitos, considerados asuntos privados que incumben a las personas implicadas. En medio de la afonía social Libera ha pedido la palabra para dar voz a la victimas inocentes de la mafia, frente al miedo y la desidia que las condenaban al olvido se ha empeñado en restituir su memoria. Una tarea que empieza por devolverlas al espacio público y dotarlas de visibilidad, para ello desde su fundación, cada primavera Libera celebra la Jornada por la memoria y el compromiso con las victimas inocentes de la mafia. Un acto de recuerdo que toma la forma de una misa laica, donde las tragedias personales se convierten en un ritual colectivo y que suele terminar con la lectura de todos los nombres de las víctimas. Un abrazo social a los jueces, fiscales, periodistas, policías y ciudadanos anónimos muertos por la mafia, al que desde sus inicios se han sumado los máximos exponentes de la política nacional.
Otra de la formas en las que Libera ha acompañado a las víctimas es asumiendo que los tribunales debían ser espacios donde la mafia dejara de sentirse cómoda (al conocer los códigos y acudir acompañados de familiares y amigos) y la sociedad civil coaccionada, convirtiendo los tribunales en un espacio educativo y de sensibilización. Cientos de jóvenes, muchas veces ligados a centros educativos que participan de proyectos de Libera, que no han sufrido un daño directo por parte de la mafia, se movilizan para acompañar a las víctimas durante los juicios, arropándolas de forma silenciosa y organizándose para asistir al desarrollo de las sesiones. Escuchar de primera mano lo sucedido, ver a víctimas y mafiosos, ayuda a comprender los dañinos impactos de la cultura mafiosa, haciendo que la tarea de impartir justicia vacune a la juventud en una nueva cultura de la legalidad. Un espacio distante y en muchos casos hostil como los juzgados, se convierten de forma colectiva en espacios para la movilización cívica. Unas prácticas que han desembocado en que Libera empezase en 2011 a personarse como acusación particular en los nuevos casos que se van abriendo contra la mafia, una forma de implicarse directamente y corresponsabilizarse junto a los familiares.
El sociólogo y miembro de Libera Nando della Chiesa en su trabajo sobre la historia del movimiento, extraía un par de reflexiones relevantes de las múltiples entrevistas realizadas. La primera es que el principal daño provocado por la mafia es la sensación de que te roban el futuro, las posibilidades de elegir y de que haya futuros individuales y colectivos alternativos; la segunda es que la forma más eficaz de combatir a la mafia percibida por la gente es la educación8. Así que no es de extrañar que otro lugar privilegiado de intervención de Libera sea la educación en la legalidad, para ello tienen convenios con centenares de colegios, institutos e universidades, con los que se colabora de forma permanente.
El correcto funcionamiento del sistema educativo supone la promoción de valores contrarios a la mafia, lo que se ilustra perfectamente en la emblemática anécdota del colegio de un barrio abandonado a la mafia en el municipio de Niscemi. Allí no había ninguna escuela porque la que estaban construyendo permanecía eternamente en obras, y cada noche se robaba y se vandalizaba lo construido por el día. Los robos sistemáticos respondían al intento de minar la presencia del Estado y de culturas alternativas a la mafia, más que al valor económico que se pudiera obtener de ellos. Finalmente tras la disolución del ayuntamiento por infiltración mafiosa, viéndose la connivencia institucional en muchos casos con la mafia, el nuevo equipo municipal se compromete a construir la escuela. Y para ello se encierran en la misma, trasladando las actividades del ayuntamiento a la obra, compaginando la gestión del día a día de un ayuntamiento de 30.000 habitantes con la convivencia en un espacio en construcción. Poco a poco se van implicando más familias en el encierro, jubilados, asociaciones culturales… que se organizan en turnos para que el espacio nunca quede vacío, hasta que cinco meses después se logra inaugurar la escuela9.
La escuela es un lugar estratégico para poder educar en unos valores cívicos diferentes, una nueva cultura de la legalidad que sea sinónimo de democracia, justicia social y derechos ciudadanos. Una de las principales formas de trabajo es a través del concurso anual que se coorganiza con el Ministerio de Educación, llamado Regoliamoci!, que quiere decir “vamos a regularnos”, y mediante el cual las escuelas ejecutan proyectos educativos como una forma de trabajar en grupo la idea de que las reglas no son imposiciones sino mecanismos de construcción de convivencia y de prevención del mal mafioso (en la última edición participaron más de 700 escuelas, 1.200 profesores y 13.000 alumnos). Además del concurso han generado multitud de materiales didácticos para el profesorado, una activa agenda de actividades autoformativas para el propio movimiento y de actividades de animación sociocultural en colaboración con otros movimientos sociales italianos.
Un trabajo pedagógico que se realiza desde la escuela a la universidad, con la cual hay una serie de convenios de colaboración mediante los cuales estas desarrollan labores de investigación sobre el fenómeno mafioso y sus respuestas sociales, el diseño de materiales educativos y de sensibilización, o el análisis de las innovaciones sociales. Una tarea que realizan los sesenta colectivos universitarios de Libera y una red permanente de académicos que le dan soporte.
El conocimiento y la comunicación es un importante campo de disputa, por lo que Libera se esfuerza por producir una enorme cantidad de informes periódicos y dossieres de denuncia puntuales (Infiltración mafiosa en la reconstrucción tras el terremoto de Aquila, Mafia y sistema sanitario…). Un empeño por difundir contenidos de forma rigurosa, dar voz a las víctimas y protagonistas y denunciar, que les ha llevado a poner en marcha su propio Observatorio de Información por la legalidad y contra la mafia Liberainformazione. Una red de periodistas profesionales organizados por nodos locales que mantienen la actualidad informativa y elaboran también otro tipo de materiales (informes, libros, documentales…).
El último dispositivo puesto en marcha para fomentar este dialogo social son los Estados Generales de la Antimafia Contramafie que se celebran cada tres años desde 2006, pues a pesar de la pluralidad de Libera existe un amplio conjunto de entidades que también luchan contra la mafia y no se encuentran integradas. Esta especie de congreso de entidades sirve para tejer alianzas y complicidades, profundizar en debates, abordar contradicciones y construir consensos. Si como afirmaba el sociólogo Jesús Ibáñez, una revolución es una inmensa conversación, el empeño de Libera ha sido quebrar el silencio sin hacer monólogos mediante la apertura de espacios de deliberación colectiva.
Libera Welfare
La antimafia social va más allá de la persecución penal, reafirmando nuevas formas de protagonismo ciudadano y un papel activo de las instituciones como garantes de los derechos sociales. De cara a reforzar este papel activo desde 2014 han impulsado Libera Welfare, una iniciativa que aprovechando los bienes confiscados a la mafia pone en marcha políticas sociales en diversos sectores:
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Pobreza y emergencia social: campañas de denuncia contra la pobreza y la exclusión social, demanda de rentas mínimas de inserción, o proyectos como Salvafamiglie, una casa de ayuda mutua para familias en situaciones de vulnerabilidad (acompañamiento a servicios públicos, ayuda escolar, tratamiento de dependencias, acceso a alimentos y vestido, residencia de emergencia y apoyo en el acceso a la vivienda, formación y asesoría para el empleo…).
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Trabajo con jóvenes en el circuito penal: educación en la legalidad y la ciudadanía activa, así como orientación laboral y formación en autoemprendimiento en centros de menores con medidas judiciales y cárceles de mujeres. Una iniciativa destacada sería Amuni con implantación en ocho ciudades, que realiza un trabajo formativo anual con grupos reducidos de menores con medidas judiciales, apoyo y acompañamiento integral con un fuerte trabajo grupal que incluye viajes, y que en la parte de educación en la legalidad incorpora visitas y colaboración en los proyectos cooperativos impulsados con los bienes confiscados o les implica en la organización de eventos como la jornada anual de la memoria.
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Pobreza educativa y deporte: iniciativas en colaboración con Save the children orientadas a combatir el fracaso escolar, dar apoyo extraescolar y ofrecer alternativas de ocio desde la animación sociocultural. Destacando la cantidad de iniciativas deportivas con menores vinculados a servicios sociales, varias de ellas ligadas a deportes en la naturaleza.
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Sanidad: A través de la red Iluminamo la salute se monitoriza, investiga y proponen alternativas en torno al funcionamiento del sistema sanitario, para que sea universal e integral y se prevenga la corrupción en el sector mediante la transparencia.
La idea de Libera Welfare hace referencia a la idea de que se ha roto el Pacto Social por el cual el Estado debía asumir su responsabilidad como mediador y regulador de la actividad económica, y de garante de los derechos sociales mediante la promoción de los equipamientos y recursos necesarios para garantizar el ejercicio efectivo de los mismos (sanidad, educación, transporte…). Una dejación de responsabilidades aprovechada por la mafia para consolidar su influencia en los territorios más desfavorecidos, lo que ha llevado a Libera a conjugar la reivindicación de una mayor implicación institucional con la puesta en marcha de experiencias de autodefensa social. Iniciativas de apoyo mutuo y solidaridad que demandan un nuevo pacto que reconozca el protagonismo social a la hora de fiscalizar, innovar y complementar mediante prácticas autónomas las políticas públicas.
Reconstruir el lazo social y movilizarse por un proyecto global de convivencia
Libera es una porción significativa y ejemplar de la heterogeneidad del espacio social de la sociedad italiana. Nando della Chiesa se ha esforzado por ofrecer un retrato detallado del pueblo de Libera, analizando cuál es su composición social10. Un movimiento con una clara equidad de género en la participación y una marcada presencia juvenil de entre 18-30 años, con una implantación a lo largo de todo el territorio y especialmente representado en las zonas con tradicional presencia mafiosa, sur e islas del país. La autoidentificación ideológica de sus componentes se sitúa en la izquierda en torno al 55% y un 42% con el centro, siendo prácticamente inexistente en la derecha. Resulta relevante en un movimiento impulsado por sectores de la iglesia católica de base, como un 37% de sus miembros se considera nada o poco religioso, un 28% medianamente religioso y un 35% muy religioso. Unas cifras que de forma sintética evidencian la convivencia de cosmovisiones muy plurales, con un imaginario compartido anclado en la ciudadanía activa y la legalidad concebida como justicia social.
Una iniciativa poco conocida fuera de Italia, pero que es una de las entidades más reconocidas e influyentes a nivel internacional en dinámicas de empoderamiento comunitario. Libera participa en espacios de encuentro y movilización internacional desde la época del “movimiento de movimientos” contra la globalización, enviando delegaciones a los distintos Foros Sociales Europeos celebrados a principios del nuevo milenio. En estos foros es desde donde empieza a abordarse la necesidad de hacer un análisis de la dimensión transnacional de la criminalidad organizada, su relación con la desregulación inducida por la globalización, y la importancia de darle una respuesta a escala global. En 2005 nace la sección internacional de la organización, que impulso en 2008 de una red europea llamada FLARE Freedom Legality and Rights in Europe, y que en 2010 crea ALAS América Latina Alternativa Social como una red que colabora con entidades de la sociedad civil latinoamericana en países con fuerte presencia de crimen organizado (Colombia, México…). Una forma de coordinar esfuerzos para lograr presión internacional sobre las distintas instituciones nacionales, compartir experiencias y realizar programas de intercambio de voluntariado.
Un movimiento social integral e integrador capaz de combinar la protesta y la propuesta, la reivindicación al Estado de leyes y políticas públicas y la puesta en marcha de iniciativas autogestionadas, de liderar campañas y acompañar otras luchas sociales, de articular problemáticas globales con intervenciones multiescalares que van de lo local a lo global. El valor de Libera es su capacidad de crear y movilizar un sentido común alternativo al de la mafia, movilizar la memoria y construir un imaginario que se ancla en la práctica de otros estilos de vida, que reconstruyen lazo social, así como de ofrecer intensidades de participación muy variables. Un movimiento que evidencia la importancia de consolidar una esfera pública no estatal, un lugar propio para que la sociedad civil pueda organizarse y definir agendas políticas.
En noviembre de 2015 el gobierno del PP inauguraba sin pena ni gloria la Oficina de Recuperación y Gestión de Activos, orientada a que los corruptos no puedan disfrutar de lo que han robado y que dichos activos económicos se destinen a fines sociales. Una política descafeinada, realizada en periodo electoral y a la que nadie ha prestado demasiada atención, cuando podría ser una palanca perfecta para fortalecer los tejidos sociales y financiar la puesta en marcha de proyectos de economía solidaria. Libera es un ejemplo inspirador que puede ayudarnos a reflexionar sobre la forma en que traducir a nuestro contexto sociopolítico las potencialidades que encierran ese tipo de cambios legales si son liderados y coproducidos por la propia sociedad.
1Leopoldo Franchetti, Gaetano Mosca, Alexis de Tocqueville (2011): Los orígenes de la Mafia. Ed Capitan Swing. Madrid.
2 Desde Radio Autónoma bajo el lema la mafia es una montaña de mierda denunciaba a los mafiosos de su región, incluyendo a su propio tío, criticaba sus nexos con la corrupción y la especulación inmobiliaria, así como el silencio y la complicidad social. La mafia lo mató el 9 de mayo de 1978, su historia se cuenta en la hermosa película I Cento Passi, los cien pasos que distanciaban su casa de la del capo que mandó asesinarlo.
3 Este grupo de juristas y fiscales renovó la arquitectura legal y los métodos de investigación mediante el seguimiento del dinero, aceptando testimonios de arrepentidos e impulsando la confiscación de bienes mafiosos. Implicándose en combatir también las conexiones políticas y la corrupción asociada a la mafia mediante procesos como el celebre Manos Limpias.
4 VV.AA (2015): Libera. Cento passi verso un altra Italia. Ed. Piemme. Milán.
5 Neologismo inventado por la asociación ecologista italiana Legambiente que desde 1994 viene realizando un informe anual de las agresiones al medio ambiente provocadas por la mafia.
6Della Chiesa (2015): La scelta Libera. Giovani nel movimento antimafia. Ed. Grupo Abele. Torino.
7 VV.AA (2015): Libera. Cento passi verso un altra Italia. Ed. Piemme. Milán.
8Della Chiesa (2015): La scelta Libera. Giovani nel movimento antimafia. Ed. Grupo Abele. Torino.
9 VV.AA (2015): Libera. Cento passi verso un altra Italia. Ed. Piemme. Milán.
10 Della Chiesa (2015): La scelta Libera. Giovani nel movimento antimafia. Ed. Grupo Abele. Torino.